Detectar a tiempo los signos de Bullying en el comportamiento de tus hijos es especialmente importante, para evitar que el problema adquiera mayor impacto en la psicología del menor.
A menudo se escucha en los medios de comunicación la palabra «bullying», pero en pocas ocasiones se analiza su verdadero significado emocional. ¿Realmente somos conscientes de la relevancia que puede llegar a tener? En muchas ocasiones, por desgracia no.
En primer lugar, debemos tener en cuenta que el bullying hace referencia a una conducta de acoso en el ámbito escolar, y que el menor que lo padece no debe llegar a sentirse culpable. En ocasiones, no tiene ningún sentido buscar un motivo como causa de que el acoso se produzca, sino que en la mayoría de los casos sucede de forma espontánea.
No hay rasgos que «provoquen» el bullying. Está presente en todas las clases sociales, entre alumnos de bajo rendimiento académico, alto, buenos gimnastas, malos, etc. Ahora bien, en gran parte de los acosadores sí se detectan ciertas pautas de comportamiento comunes, que hacen referencia a un problema de autoestima y seguridad personal, que se ven reflejados con hostilidad y agresividad hacia los compañeros.
No hay signos exclusivos asociados al Bullying, pero sí una serie de rasgos que pueden poner en sobre-alerta a los padres para que éstos, puedan ayudar a su hijo y que el pequeño no se sienta solo.
– Miedo o ansiedad por las mañanas antes de ir a la escuela
– Aparición de moretones o rasguños sin sentido
– Conductas irregulares en la alimentación (ingesta compulsiva o falta de apetito)
– Cambios de humor frecuentes o respuestas agresivas hacia la familia
– Esconde ciertas partes de su cuerpo o sus pertenencias
Si detectas alguno de estos comportamientos en tu hijo es importante que lo analices. Quizás tan solo sea un cambio durante la etapa de madurez y no obedezcan a situaciones de bullying, pero ante la duda, contacta con un psicólogo especialista.
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