El Shinrin-yoku podría traducirse como Terapia de Bosque o Baño de Bosque. Es una actividad que surge como una iniciativa de Agencia Forestal de Japón en 1982 para hacer frente a una demanda de la población japonesa en la que su ritmo y modo de vida en las grandes urbes, les estaban afectando seriamente tanto la salud física como psíquica. ¿Te resulta familiar?
En la actualidad existen unos 48 centros distribuidos en diferentes áreas de Japón donde existen programas dirigidos por monitores cualificados que orientan a sus ciudadanos en dicha práctica (http://www.infom.org/forestmedicinebase/japan/).
Cada vez son más los médicos que recomiendan a sus pacientes la práctica de Shinrin-yoku para combatir enfermedades como la hipertensión, ansiedad, estrés…muy ligadas al ritmo acelerado en el que vivimos.
Son muchos los estudios que avalan, con datos científicos, que la práctica regular del Shinrin-yoku reduce significativamente los niveles de cortisol (una hormona que es segregada por la glándula suprarrenal en respuesta al estrés), reduce la tensión arterial y produce un aumento de las células NK (Natural Killer), un tipo de glóbulos blancos imprescindibles para combatir infecciones y células cancerosas. Por otro lado también se ha comprobado una disminución de la actividad de la zona prefrontal del cerebro y de un aumento las zonas del placer y bienestar, las emociones positivas y la empatía. Al parecer las sustancias volátiles que desprendes las plantas y árboles en los bosques, conocidas como fitoncidas, pueden ser el origen de parte de estas propiedades terapéuticas antes mencionadas, una especie de aromaterapia en plena naturaleza.
La práctica tiene su origen en las tradiciones sintoístas y budistas que promueven el contacto con la naturaleza agudizando los cinco sentidos. Se trata de un paseo por el bosque, de unas dos horas de duración, en las que se realizan ejercicios de relajación y respiración. Se ha de prestar atención al sonido del viento entre los árboles, el canto de los pájaros, el olor a tierra mojada, los colores de los árboles que nos rodean, el tacto de la corteza de un árbol o del musgo y saboreando trozos de plantas aromáticas.
No deja de ser un modo de meditación, de mindfulness o atención plena, pero transportado a la naturaleza. Se trata de estar presentes, con total aceptación y sin juzgar los que en ese momento la vida despliega ante nosotros.
Si deseas adentrarte en su práctica te sugiero seguir las siguientes recomendaciones:
- Busca un lugar algo apartado y poco transitado. Si vas solo, es recomendable que avises a alguien de dónde vas a estar.
- Lleva contigo tu teléfono móvil y comprueba antes de que la batería está completamente cargada, pero una vez estés practicando el Shinrin-you es conveniente tenerlo apagado.
- Un termo con agua caliente te permitirá realizarte una infusión con las plantas aromáticas que encuentres en tu zona. Limítate a tomar aquellas plantas que reconozcas sin dificultad: hojas de pino, romero, manzanilla, tomillo, lavanda…y evita las que tengas dudas o no conozcas.
- Lleva ropa y calzado adecuado para la estación del año.
- El shinrin-yoku no es un una excursión fotográfica por el bosque, senderismo o trekking. No se trata de recorrer kilómetros y kilómetros, más bien es un trayecto corto, incluso de unos pocos centenares de metros con pasos lentos, en silencio y prestando atención a toda la información que entra por tus sentidos.
- Realiza algunos ejercicios de estiramiento, de respiraciones largas y profundas, pero siempre sin forzar.
- Siéntate en un lugar que te resulte cómodo y deja que tu mirada lo abarque todo o bien cierra tus ojos y realiza unos minutos de meditación.
Practicar el Shinrin-yoku es una vuelta a la naturaleza, a nuestros orígenes, que te aportará un gran bienestar físico y psíquico que se mantendrá a lo largo de toda la semana. Así que ya sabes:
“Pon un bosque en tu vida y transita por él”
Dolores
Interesante……yo mis caminatas las hago por la playa…..escucho y huelo el mar….siento el sol y la brisa marina y realmente me relaja.